domingo, 2 de julio de 2017

Copa Centenario: De lo mejor, sacamos lo peor

Cuando el espectáculo no se desarrolla en la cancha sino en las tribunas.

Foto: Toque y Gol
Por: Miguel Lozano

Nos alistamos muy temprano para acudir a uno de los principales partidos de la Copa Centenario, me median Sporting Cristal y Universitario de Deportes, este último se le presentaba la oportunidad de alcanzar al equipo ‘celeste’ en la punta del torneo. Un recorrido aproximado de una hora y medio desde el cono norte, para disfrutar la pasión por el fútbol formativo y ver a aquellos jugadores que mañana más tarde nos podrían representar vistiendo la camiseta de la selección peruana.

Y bien llegue a la Videna, a penas ingreso se puede apreciar algunos padres en la pequeña tribuna de unas cuatro grandes gradas, todos buscando el mejor lugar para apreciar el partido y ubicarse en la mejor posición, tomar las fotos y/o grabar algún pasaje del partido; en la parte centrar de la tribuna, la móvil de transmisión de canal 5 acomoda sus equipo, unos 5 camarógrafos en cada portería, uno a ras de cancha; todo para poder emitir el partido por señal abierta (con miras a desarrollar y masificar el deporte). No dude en acercarme a curiosear que hacían los colegas, pude apreciar las fichas técnicas de los equipos: formación de los equipos, lista de suplentes, entrenadores y demás datos de suma importancia para los reporteros y el comentarista, quienes estoy seguro conocen y 40% de los jugadores que participan en este torneo, y seguro que irá aumentando este porcentaje con el corres de los partidos.

Muchos padres de familia comenzaban a conversar con sus hijos, futbolistas de cada club, esperando la charla técnica de sus entrenadores. Los padres, en su mayoría señores de 40 a más, daban la primera charla técnica y muchos de estos chicos larguiruchos, con los peinados de barbería, tan de moda, simplemente atinaban a escuchar los consejos de sus padres más se podía apreciar miradas perdidas, como esperando que acabe el sermón previo a la Charla de sus entrenadores y atinando a asentir con la cabeza a lo que indicaban los padres.

Llego la hora de reunirse cada equipo en su zona técnica; padres, hermanos, tíos y es otros casos, familias enteras se acomodaban en la tribuna, esperando el pitazo inicial. El olor del pan con chorizo abriría el apetito de los asistentes, todos ya estaban ansiosos de comenzar el partido, ya se escuchaba algunas arengas de los familiares de cada equipo y otras arengas más personalizadas, nunca falta la mamá entusiasta coreando el nombre de su hijo.

El partido daba inicio, ambos equipos de la Sub – 15 se echaban a correr en busca de la portería rival. Cuando me disponía a disfrutar el encuentro, empezó el show fuera de las canchas, los padres dejaban a un lado su madures y compostura, para dar rienda suelta a un concierto de gritos: ¡Dale, porque no corres!, ¡hazte sentir!, ¿Que estás esperando?

El partido que vine a disfrutar pasó a un segundo plano luego de ver padres molestos, renegando a voz alta, con sus hijos o con el árbitro, pero exteriorizaban sus frustraciones; quizá muchos de esos padres tienen depositado en sus hijos la esperanza a un futuro mejor y olvidando que pese a ser una etapa competitiva, siguen en formación y esta clase de actitudes solo generan distracción, desatenciones y presión en los deportistas.

El partido pasó a un segundo plano, en resumen, se puedo decir que muchos de los chicos larguiruchos tienen gran proyección y la derrota del Sporting Cristal por 3 a 0 (1 Jean Valladolid y 2 Alan Llatas) ante Universitario fue un resultado justo por lo hecho en el campo de juego. Pero esto pasó a un segundo plano gracias a que los padres asistentes, que hicieron un show de gritos, arengas desmedida, de esta manera alteraban el espectáculo fuera y dentro del campo.

De lo mejor, sacamos lo peor; muchos de estos chicos al final del encuentro se retirar frustrados, con las cabezas agachadas, pero estoy seguro de que más allá del resultado, su desanimo es mayor de lo normal porque no lograron satisfacer a esos padres sedientos de un desempeño “perfecto” por parte de chicos de 15 años, lo cuales tiene mucho por dar y por mejorar. Lo cierto es que, así como se trabaja con los jugadores, también debemos considerar charlas con los padres en los diferentes niveles deportivos, para que sean tropiezos en los futuros deportistas peruanos.

Foto: Toque y Gol

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